20 de diciembre de 2016

5 desafíos a tener en cuenta de cara a las Navidades de 2020.

El año se acaba y es hora de hacer balance de todo nuestro trabajo. Sin embargo, me gustaría que hiciéramos antes entre todos un ejercicio de prospectiva que nos permitiera comprender la importancia de levantar de vez en cuando la cabeza para asomarnos, no ya el 2017 o 2018, sino un poquito más allá en el horizonte, y entender que todo lo que hacemos hoy tiene repercusión directa en ese futuro. En definitiva, que más que mirar a las Navidades de este 2016 vamos a acercarnos por el túnel del tiempo a las Navidades del 2020.



White collar robot substitution by @edans



Estos serán los desafíos en las Navidades de 2020:


1.- Las Administraciones públicas serán totalmente electrónicas o no serán, y esto es algo que nos hemos cansado de repetir desde que entraron en vigor las siamesas (Leyes 39 y 40 de 2015) a principios de octubre de este año 2016, pero la realidad es más tozuda de lo que parece y si llegado el momento dichas Administraciones públicas no han sido capaces de digitalizarse hasta el punto de prestar el cien por cien de sus servicios de forma electrónica, los ciudadanos no van a querer saber nada de ellas, aún a sabiendas de que ello les perjudica, porque no se sentirán en absoluto escuchados por las mismas. Y ése será, sencillamente, el principio del su fin. 


2.- La transparencia se habrá incorporado de forma natural a nuestras culturas organizativas o no habrá rendición de cuentas. Ya hemos visto que las leyes de transparencia tienen un efecto limitado (que se lo digan al País Vasco, verdad Conchi?) así que  el verdadero desafío durante el próximo lustro será indiscutiblemente dejarse de postureos y trabajar intensamente en la cultura organizativa interna de nuestras instituciones para hacer de la transparencia una parte esencial de éstas, al mismo nivel que la simplificación, la eficacia y eficiencia o el irse a almorzar a las 10:30. Corremos el riesgo, además, de desencantar a los nuestros en ese proceso si no les hacemos entender que la transparencia no es un fin en sí misma, sino más bien el camino que nos debe conducir a la rendición de cuentas de todas nuestras acciones y resultados.  

3.- Las instituciones públicas se habrán transformado en todos los sentidos -y no solo digitalmente- para alinearse con las demandas sociales o realmente no habrá participación ciudadana. Para que la sociedad se sienta realmente representada y quiera intervenir en los asuntos públicos debemos trabajar codo con codo con ella rediseñado unos modelos de gobernanza que actualmente no le tienden la mano a ésta, para que hagan que la misma se sienta comprometida con el futuro de lo publico y tienda a valorar los servicios que recibe como si fueran los más valiosos. Solo conseguiremos implicar a la ciudadania haciendo que ésta se sienta parte importante de nuestro modelo de gobierno,  sintiéndose ellos el origen y el fin de todas nuestras acciones. 

4.- Los empleados públicos ya habremos interiorizado esas nuevas APtitudes que nos permitirán relacionarnos con un entorno tremendamente cambiante o, sencillamente, seremos sustituidos por máquinas. Y esto no es una falacia, en absoluto, llegará ese punto en que si no hemos sido capaces de adaptarnos rápidamente y con garantías a un contexto en permanente evolución absolutamente dominado   por la tecnología (IoT, big data, inteligencia artificial, e-learning, etc.) seremos sustituidos lenta pero irremediablemente por máquinas que realicen tareas rutinarias poco complejas y sin valor añadido, hasta  el punto de peligrar también aquéllas reservadas a los trabajadores de  cuello blanco (a la sazón directivos públicos) que no han sabido salir de su zona de confort. 

5.- La innovación pública generará esencialmente valor social como resultado o estaremos hablando más y más de calidad y de mejora continua. Vivimos un momento dorado para la innovación pública, al menos en términos de respaldo institucional, sin embargo se hace muy poca innovación generadora de valor público, en la mediada en que la misma no nos lleva prácticamente a ningún sitio, sino solo a la "innovación por la innovación", sin apenar obtener reflejo externo sus resultados. Y eso está muy bien, la verdad, pero ya estaba inventado, y se llamaba mejora continua. Lo que verdaderamente debemos potenciar es el cambio asociado a nuevas ideas, que seamos capaces de implementar y que a fin de cuentas tengan un retorno tangible para la sociedad, para los ciudadanos que las reciben.

Este 2016 ha sido un año intento, muy duro diría yo, el primero de una larga etapa en la que las Administraciones por fin se han dado cuenta que algo está cambiando a su alrededor, al menos por lo que a la Admnistración electrónica se refiere. No podemos bajar la guardia los próximos años ahora que hemos cogido el tren que acaba de pasar, pero debemos empezar a repensar el paradigma de "lo público" o llegará el momento en que éste será, como dice Carles Ramió, puramente testimonial. 





¡¡¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO 2017!!!

6 comentarios:

  1. Hola Borja, echo en falta algún deseo para que en el 2020 los funcionarios en general nos pongamos a la moda y dejemos de ir a lo Mortadelo y Filemón.

    Espero que los Tres Reyes Magos, Papa Noel, el Olanchero y todo el que, en estas fechas tenga algún poder, para que se pongan de acuerdo, porque sigo viendo mucho postureo, mucho querer cambiarlo todo sin cambiar casi nada (te suena, ¿no?).

    "Si el ojo no me engaña, se avecina castaña", suelo decir a la hora de salir una noche con los amigos. Creo que para de lo que se habla en esta reflexión, viene fenomenal.

    Por lo demás, me parecía genial poder alcanzar ese escenario 2020, salvo por un cosa: el almuerzo a las 10:30. SAGRADO.

    Otro saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo cierto es que de postureo vamos más que sobrados, por eso hay que centrarse un poquito de ahora en adelante y empujar un poco mas en el fondo y no en las formas, que ya hemos vivido tiempos dorados y ahora nos toca currar de verdad!

      PD: queda pendiente esa recomendación sobre la indumentaria funcionarial!

      Eliminar
  2. Hola Borja,
    Muy interesante reflexión y todos los retos muy importantes. Mi duda es si de verdad no cumplirlos supondría algo más que más insatisfacción que, por otro lado, parece bastante asumida. Además, tengo mis dudas de que el trabajo que hacéis muchos de visibilización tenga un impacto generalizado a todos los niveles.
    E todo caso, hay que seguir en la brecha y en 2017 iremos con más coraje.
    Un abrazo y felices fiestas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Sergio, y gracias por aportar, pues mira, al final yo creo de verdad que no será simplemente solo un tema de insatisfacción sino más bien un elemento de desencuentro entre las Administraciones y la sociedad que irá creciendo en la medida en que no seamos capaces de superar esos retos. Hemos visto como han caído viejos paradigmas que jamás pensábamos y los poderes públicos deben ser conscientes que NADA es eterno si no evoluciona para adaptarse. Desde luego esta no es una cuestión ni de 5 ni de 10 años, pero debemos empezar a tomar conciencia de que todo paso en falso agranda todavía más el problema.

      En 2017 más y mejor, tú lo has dicho compañero!

      Abrazo fuerte y felices fiestas.

      Eliminar
  3. Me parece, Borja, que mucha gente pensará que lo que dices tiene poca importancia. O es una exageración o las dos cosas. Aún ahora, después la entrada en vigor de las leyes del día de San Saturio hay quien pretende que todo siga igual. Hay quien dice, a estas alturas, que tendrían que dar un tiempo de adaptación, y si les dices que las leyes se publicaron hace un año y que hace un año que sabemos que entran en vigor el 2 de octubre te alegan que lo mejor es que el plazo de adaptación fuera después de la entrada en vigor. No estoy hablando de supuestos, lo que acabo de poner aquí me lo han dicho personalmente además the law obvio, si ya me voy a jubilar, estoy mayor para esto, si esto no puede estar bien, etcétera etcétera etcétera. Sigue existiendo gente qué pretende imprimir y compulsar incluso la publicación en el perfil de contratante con sus sellos de tiempo incluidos... queda muchísimo por hacer. Esperemos que en todas partes surja gente con la capacidad de liderazgo necesaria para llevarlo a cabo, de otra forma estamos aviados... y ami me gustan más las 11 que las 10:30. Las funcionarias, creo que nos hemos adaptado más a las modas imperantes... ese esfuerzo es más vuestro

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Charo, un placer verte por aquí y muchas gracias por comentar. Lo cierto es que todavía queda mucho por hacer, pero realmente no que abrir más que lo ojos y echar la vista a la calle para darse cuenta por donde van los tiros.

      Las AA. PP. siguen viviendo en su burbuja ajenas en muchos casos a lo que sucede ahí afuera, pero solo es cuestión de tiempo que la cruda realidad se apodere de nosotros, es un tema de pura subsistencia...tiempo al tiempo!

      Un abrazo fuerte y felices fiestas.

      Eliminar