26 de septiembre de 2019

¿Esquivamos la mediocridad?

El pasado verano cundió mucho, la verdad, y uno de los libro que puede disfrutar a fuego lento fue precisamente el último de Xavier Marcet (2018) titulado "Esquivando la Mediocridad - Notas sobre management: complejidad, estrategia e innovación", que supuso para muchos de los que nos dedicamos a este último negocio un soplo de aire fresco cargado de creatividad que venía a llenar un espacio virgen de ideas aparentemente consolidadas en dicha materia. 

Efectivamente se ha escrito - y probablemente se escriba - mucho sobre innovación, pero con poco profundidad y sin una visión eminentemente práctica, desde la trinchera, que aúne en un mismo documento la experiencia acrisolada de varios años de consultoría en el sector privado e incontables horas de formación y asesoramiento en sector público. Ése es, en primer lugar, el principal valor de Esquivando la mediocridad que ahora pretendo reseñar.  

Tal y como dice Henry Chesbrough, profesor en la UC Berkeley - Haas School of Business y en la ESADE Business School de la Universitat Ramon Llull, Xavier Marcet es un “profesional lúcido”, audaz diría yo, comprometido con lo que cree y cercano en el trato. Personalmente lo he escuchado en muchas ocasiones, en aquella primera promoción del Máster de Liderazgo y Dirección Pública del INAP (allá por el 2014) y luego otras tantas ocasiones en múltiples conferencias y seminarios, además de habernos dado valiosísimos consejos a los miembros del proyecto de #InnovacionOnTour. 


I.- Enfoque.

Esquivando la mediocridad es una compilación bien articulada de ideas para que las organizaciones - el autor utiliza recurrentemente el término empresas pero yo lo sustituyo por organizaciones en la medida en que considero que son aplicables casi por igual al sector público y al sector privado - se enfrenten con determinación y criterio al momento actual, a estos tiempos líquidos que tan bien definió el profesor Z. Bauman, y que representan en clave de supervivencia organizativa quizá el principal reto a futuro de todas ellas, debiendo sobrellevar, en palabras del propio Xavier Marcet una época de la complejidad, en la que todo es más fluido y menos estable, en la que no hay tiempo para la autocomplacencia y en la que necesitamos organizaciones mucho más flexibles y un nuevo management basado en la autenticidad”. 

De este modo, y a través de un relato en primera persona, el autor nos confiesa que muchas de las aportaciones del libro las ha realizado en sus desplazamientos hacia o desde los lugares en los que ha asesorado o compartido equipos de trabajo con empresas o instituciones públicas, no siendo pocas las referencias a muchas de éstas (Repsol, INAP, Universidad Politécnica de Cataluña o la Barcelona School of Management) a lo largo de los ocho capítulos en que se compone la obra. En este sentido, el propio autor nos lanza una advertencia al decirnos con sinceridad que este no es un libro de investigación. Son reflexiones que sintetizan muchas horas de conferencias, de talleres, de reuniones, de entrevistas, de dar y recibir clase, de leer, de escribir (sobre todo en trenes, aviones y otros rincones)”

Cobran especial valor las reflexiones del autor cuando estas se materializan en una relación clara y sintética de ideas fuerza – como por ejemplo cuando nos enumera las doce caras de la innovación, las veinte formas de garantizar el fracaso o las quince cosas que desaprender, – porque como muy bien apunta el propio Xavier Marcet, en comunicación menos es más y, predicando con el ejemplo, no abusa de la prosa descontrolada y sí, en cambio, se centra y pone el foco en todos y cada uno de sus capítulos, en sus experiencias personales y las consecuencias y aprendizajes que ha extraído de los mismos. 

II.- Contenido.

Tal y como hemos apuntado anteriormente, el libro se estructura en ocho capítulos en los que el autor trata de ofrecer, desde una perspectiva coherente y continuista, una visión muy detallada de cómo y porqué las organizaciones actuales deben huir de la mediocridad imperante que las acecha para sobrevivir a esta época de complejidad. 

En el Capítulo I, precisamente, Xavier Marcet nos apunta con rotundidad que una empresa (u organización) es mediocre “cuando el valor que crea para sus clientes se aleja de la excelencia y se pierde en lo anodino” y, en todo caso, éste nos aclara que dicha mediocridad es una elección deliberada, ya sea del líder responsable de ésta o de todo su Consejo de Administración o equipo de gobierno, pero que en ningún caso es una decisión irrevocable, sino más bien todo lo contrario, ya que nos señala muy acertadamente una serie de pautas precisamente para esquivar la mediocridad de las mismas, como son: procurar combinar buenos resultados económicos con un output social tangible; impulsar la innovación abierta y el emprendimiento; empoderar el talento interno y valorar el externo, buscar la autenticidad en todas sus variables; combatir la tontería queequivale al humo, a las barreras burocráticas, al seguidismo papanatas y a la sofisticación grandilocuente”; buscar un liderazgo consistente y perdurable en el tiempo que huya de la frivolidad y de la duda; luchar contra la autocomplacencia y la arrogancia que tanto abunda actualmente en las organizaciones (“El cementerio de empresas está lleno de compañías que lo hicieron todo perfecto hasta el último día…”); pensar, aprender y desaprender en un círculo virtuoso que no acabe nunca; ser coherentes y luchar contra la inconsistencia y, finalmente, algo muy importante, partir de la empatía como principio de relación con los demás. 

Una idea fundamental a lo largo del libro, y que se despliega con detalle en el Capítulo II, es la que hace referencia a que la estrategia no es lo mismo que la planificación, y que esta última, que ha servido con tanto éxito durante los últimos años a empresas y Administraciones públicas para ordenar objetivos, prioridades y recursos en escalas de tiempo, ahora ya no es demasiado útil en un contexto de cambio permanente, de modernidad líquida. Por eso Xavier Marcet propone sustituir en el binomio estrategia – planificación, a esta última por la innovación, en un acertado razonamiento de entender que la misma supone un auténtico mecanismo de supervivencia que dota de agilidad a las organizaciones ante un mundo de cambio acelerado donde es imposible encontrar la estabilidad de forma permanente. Agilidad estratégica lo llama el autor, y de nuevo vuelve a lanzar un mensaje de optimismo enumerando algunas de las características que harán recobrar la agilidad a las metodologías utilizadas por nuestras organizaciones, como por ejemplo: poner el foco en el cliente/ciudadano; decisiones just in time; explorar nuevas sincronías, formar equipos con mayor autonomía y generar hábitos que favorezcan precisamente esa agilidad. 

La complejidad del mundo actual en el que vivimos centra la atención del Capítulo III, donde uno de los retos esenciales de las organizaciones según el autor es saber gestionar la misma. Para ello, es indispensable dominar los entornos relacionados con el big data, donde las organizaciones disponen de más información de la que son capaces de procesar por sus mecanismos habituales. En segundo lugar, es importante entender que el número de actores con el que interactuar se ha incrementado considerablemente durante los últimos años con el auge de internet y, sobre todo, de las redes sociales, que suponen un escenario nuevo y vertiginoso que hay que afrontar. Por otro lado, la globalidad como consecuencia natural de lo anterior viene a determinar la vida de las organizaciones y cada vez más la de las personas que las conforman. Y finalmente, en este escenario de complejidad, se requieren nuevos perfiles profesionales que asuman un rol directivo y de liderazgo permanente dejando atrás a esos jefes menguantes que se pierden ante la innovación, más por incapacidad que por displicencia”.

El Capítulo IV, centrado íntegramente en la innovación, representa a mi modo de ver la parte más potente de todo el libro, ya que ésta atraviesa de manera transversal el resto de capítulos dejando en éste un poso más contundente y razonado sobre la misma. Lo ideal, a juicio del autor, es empezar a innovar cuando las cosas van bien, en sus propias palabras Lo sensato es aprender a innovar cuando las cosas permiten equivocarse y aprender. Lo sensato es tomar riesgos cuando es posible asumir fracasos, y lo cierto es que las organizaciones que se esfuerzan en desplegar innovaciones en tiempos de bonanza asumen una ventaja competitiva respecto a las demás, en la medida en que se preparan si quiera un poco más deprisa para los cambios que seguro se producen. 

Dos elementos son consustanciales al impulso y al fortalecimiento de la innovación en las organizaciones, sean estas del tipo que sean: por un lado, el situarla en la agenda de prioridades de éstas, es decir, que la innovación represente una pieza clave en las prioridades de la dirección y de los propios trabajadores y, segundo, transformar la cultura organizativa en favor de aquélla, como una alternativa natural en el management. Y conseguir una cultura innovadora no es tarea fácil, ni mucho menos, pero existen al menos cuatro palancas que Xavier Marcet nos marca para favorecer este cambio en las organizaciones, y que son: el ejercicio (de nuevo) de un liderazgo y el despliegue de un modelo de gobernanza orientados a la misma, la activación interna del talento emprendedor, el reflejo de dicha cultura en proyectos y resultados concretos, y por último, la apertura constante de la innovación al ecosistema en el que conviven las organizaciones, permitiendo la permeabilidad de las ideas y empoderando la creatividad. 

No obstante lo anterior, los desafíos que acompañan a la innovación son muchos y variados, debiendo ser gestionados por las organizaciones de modo que puedan ser asumidos por parte de éstas de forma razonable. Xavier Marcet relaciona un buen número de ellos entre los que podemos destacar los siguientes: la importancia de la (correcta) toma de decisiones, la determinante interacción con el cliente/ciudadano, la necesidad de buscar oportunidades basadas en conocimiento, la habituación al cambio y al desafío constante y, por último, un elemento central en el discurso del autor, la criticidad de tener una cultura organizativa pro - innovación. 

Finalmente decir que la innovación bien entendida supone también insistencia, no decaer a la primera de cambio, persistir en el intento. Los resultados a menudo tardan en llegar, como acertadamente nos señala el autor con ejemplos muy variados e interesantes como los de el mítico juego Angry Birds de Rovio, el lubricante WD – 40 o las cápsulas de Nestlé – Nespresso. 

Llegados a este punto, en el Capítulo V el autor se encarga de recordarnos que ante un entorno enormemente complejo que se mueve a una velocidad de vértigo, la comunicación debe ser el elemento vector que vincule a las personas con las organizaciones, en todos los sentidos, y no solo comercial o contractualmente. Pero no debe ser una comunicación cualquiera, por supuesto, sino más bien una mucho más escueta, sincera, que vaya directamente al grano, que sea capaz de valorizar en un mar de información, que supere esa necesidad infantiloide de decirlo todo. 

Por supuesto, esta forma de comunicar es consustancial al tiempo en el que viven nuestras organizaciones, a la época de internet y del uso masivo de las redes sociales, pero también en el espacio donde conviven las fake news y el abuso de una comunicación tremendamente paternalista donde los mensajes largos y vacíos de contenido debilitan la autenticidad de aquéllas. Necesitamos, en definitiva, según concluye Xavier Marcet en este apartado, una comunicación impulsada por DIRCOM – Networkers que sean buenos también en management, que participen en el diseño y la elaboración de las estrategias y proyectos clave de nuestras organizaciones para poderlos comunicar bien.

Quizá uno de los retos clave en la gestión de la complejidad a la que se refiere en tantas ocasiones el autor es la capacidad que tengan, tanto las personas como las empresas, de desaprender, volver a reprogramarnos para enfrentarnos a nuevos escenarios, volver a llenar nuestra mochila con nuevos escenarios, volver a adquirir esas rutinas que tantos beneficios nos han dado. Y de eso se ocupa precisamente el Capítulo VI del libro Esquivar la mediocridad

Deben desaprender las organizaciones, tanto públicas como privadas, en el cómo definir sus relaciones para con sus clientes/ciudadanos en un momento en el que éstos se han visto capacitados por el uso de la tecnología a tomar decisiones en tiempo real, de consumo de productos y servicios, ante una oferta prácticamente ilimitada de los mismos y a un coste residual. Pero también deben desaprender los directivos en general, adoptando siempre una actitud abierta y flexible, con enorme sensibilidad por las innovaciones y el tremendo potencial de hibridar conocimientos y actitudes que se desprendan de gente más joven y con enfoques radicalmente diferentes. 

El Capítulo VII se centra en la verdadera transformación de las organizaciones de nuestro tiempo, que según Xavier Marcet pasa por un cambio en la cultura de las mismas que supere su autocomplacencia, generando un entorno abierto de colaboración y conocimiento que promueva la adopción de decisiones de forma más ágil y coherente con la autenticidad de las mismas y de sus entornos. Y ese cambio trascendental en la cultura organizativa pasa por modificar las agendas de los directivos y los empleados, desaprender las “viejas” formas de hacer y entender las cosas, despreciar las reuniones como estilo de vida corporativo y potenciar precisamente la autenticidad de las organizaciones como el core competencediferencial de las mismas. 

Finalmente, el Capítulo VIII representa, a mi modo de ver, un auténtico mensaje en positivo sobre el poder de las organizaciones comprometidas, compuestas por personas autoexigentes que inspiran con su ejemplo el respeto a los demás y que fomentan un sentido de comunidad hacia las mismas a través de un ejercicio responsable de su liderazgo. Las organizaciones, más allá de maximizar sus beneficios, sean del tipo que sean, deben pensar también en clave social, tratando de potenciar al máximo el talento colectivo que las compone y siendo coherentes con lo que necesitan, en una suerte de equilibrio corporativo, como dice el propio autor, entre ambición y humildad. 

III.- Conclusiones.

Para los profesionales que desde las trincheras nos dedicamos a fomentar la innovación en nuestras organizaciones, leer Esquivando la Mediocridad - Notas sobre management: complejidad, estrategia e innovación de Xavier Marcet aporta coherencia y objetividad en un mundo plagado de mensajes de auto-complacencia, auto-motivación y auto-tontería, ofreciéndonos, además, desde una perspectiva eminentemente práctica, cercana y realista, una serie de checks básicos que podemos necesitar en muchas de las facetas que comprende nuestra profesión, como son la comunicación, la gestión de equipos, el liderazgo, la estrategia, el management puro y duro, la cultura organizativa y el conocimiento del mundo en el que vivimos y hacia el que transitamos. Este libro es un auténtico tool kit de la innovación, gracias por el esfuerzo de síntesis Xavier. 

En definitiva, recomendable totalmente, disfrutad con su lectura, no os defraudará.

Un saludo y nos vamos leyendo ;-) 

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