4 de septiembre de 2014

Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre.

Las vacaciones han sido provechosas, al menos por lo que a las lecturas que me había propuesto hacer se refiere. Si me fui con una lista de 10 papers imprescindibles en materia de transparencia, RISP y open government, a esta lista aún pude añadir algún que otro libro que cayó en mis manos y se coló directamente en el iPad. El que más me gustó fue, sin duda, "El dilema de España", de Luis Garicano, catedrático y director de departamento en la London School of Economics y co-editor, además, del conocido blog Nada es Gratis, donde el autor expone con todo lujo de detalles "una visión realizable a corto plazo de lo que España tiene que hacer para salir de la crisis". Sin embargo, la parte que me ha gustado más ha sido la que se detiene en la importancia de la formación en nuestro futuro y, concretamente, la especial relevancia que deberán tener los especialistas en datos (interpretación, medición, análisis) en un mundo en el que cada vez más, según el mismísimo Hal Varian, las empresas e instituciones tienen menos respeto al conocimiento y a la evidencia.  



Si el futuro requiere trabajadores orientados hacia una economía del conocimiento, esto debería implicar un cambio en el paradigma educativo de nuestro país, donde todavía la enseñanza memorística tradicional es el método predominante. Luis Garicano considera que son tres las competencias clave que deberá desarrollar el trabajador del futuro (estudiante del presente) para tener encaje profesional en un mundo globalizado como el que vivimos. Estos tres fundamentos serían:

1.- Un nivel de confianza suficiente en el uso de las matemáticas y la estadística.

2.- Una capacidad elevada para escribir un argumento no solo correcto gramaticalmente, sino razonado con claridad y convicción

3.- Un nivel avanzado de inglés.    

Los datos son el futuro, y no porque representen por sí solos la solución a todos nuestros problemas, sino porque nos arrojan hoy, en el presente, la información suficiente para adaptarnos a una realidad que cambia constantemente, una sociedad que cada vez es más exigente y unos requerimientos técnicos que evolucionan a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, y aunque parezca mentira, todavía no somos conscientes de su importancia, las Administraciones Publicas necesitan expertos en datos, profesionales que elaboren estrategias de futuro basandose en las predicciones que muestran los datos y que, en última instancia, los aperturen para que toda la sociedad pueda disponer de ellos, creando valor y devolviendo en forma de bits la legitimidad perdida. 

Decía el físico y matemático británico William Thomson que "Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”...y cuánta razón tenía.  


Nos vamos leyendo. 




2 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo Borja. Está demostrado la importancia de los datos y de su tratamiento para la mejora de nuestros servicios, y experiencias las hay sobradas en nuestras administraciones. Por eso, me pregunto por qué siendo esto tan bueno, no acaba de implantarse con carácter general. La respuesta es sencilla, creo que nos falta responsabilidad, no nos gusta el control, estamos mejor en la zona de confort, nos aterra el cambio, y sufrimos una importante falta de liderazgo político y técnico. Si no hacemos lo posible por cambiar esto, cuatro "locos" (innovadores) seguiremos predicando en el desierto. Entretanto, otros decidirán por nosotros, sustituyendo por otras alternativas nuestros servicios.
    Un fuerte abrazo amigo.
    Bernabé Palacín

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  2. Gracias por tu comentario Bernabé, tan acertado como siempre. Es cierto, no existe cultura de los datos, no se tratan, no se analizan y se desprecia su utilidad. Sin ambargo, aqui estaremos unos cuantos para vender sus virtudes y aprovecharnos al máximo de sus beneficios para servir completamente a la sociedad.

    Un abrazo fuerte.

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