13 de marzo de 2023

No podemos seguir gestionando por encima de nuestras posibilidades.

No hace falta ser un lumbreras para ver cómo la gestión de los servicios públicos se ha complejizando mucho estos últimos años. Y no porque los empleados públicos tengamos cada vez menos capacidad o ganas, todo lo contrario, afrontamos estos pequeños desafíos – al menos en mi caso – como una tremenda oportunidad para poner a prueba nuestras destrezas. Pero la tensión generada en nuestro día a día, por ejemplo, por las exigencias derivadas del RGPD o del ENS, las obligaciones recurrentes en materia de transparencia, las cada vez más masivas e incontrolables jubilaciones de nuestros compañeros o la enorme carga de trabajo que supone la gestión de proyectos estrella financiados con Fondos Next UE han hecho que simplemente mantenerse a flote sea una quimera, como para pedirnos ahora que gestionemos rápido, de forma eficaz y orientando nuestras políticas a los ODS.

A ver, un momento.

Que la cosa pública se ha puesto difícil lo sabemos todos, pero que es imposible gestionar lo que antes hacíamos con mucha más gente y con un escenario jurídico bastante más sencillo igual hay que explicarlo mejor.


NOTA: Podéis ver la entrada completa publicada bajo el mismo título en el Blog de esPublico, disponible en el siguiente enlace.

No hay comentarios:

Publicar un comentario