30 de octubre de 2023

5 proyectos transformadores en el sector público que requieren "pensamiento catedral".

Lo decía muy bien el otro día Manuel Muntada en su Blog recordando al profesor Z. Bauman:"Nada dura el tiempo suficiente como para que pueda cristalizar". 

Y es cierto, la sensación de que todo sucede demasiado rápido se apodera de nosotros hasta el punto de vernos superados muchas veces por los acontecimientos. 

Lo ha dicho también muchas veces Daniel Innerarity, al afirmar que"demasiadas cosas están conectadas con demasiadas cosas". En una suerte de interdependencia entre problemas y soluciones que nos satura hasta el punto de ser incapaces de saber por dónde tirar, cómo abordar los problemas o qué temas priorizar. 

Pero calma. 




"Todo va muy deprisa, pero nada será rápido", como muy bien afirma Genís Roca, porque estamos viviendo una época de transiciones profundas pero nada va a suceder tan deprisa como para que no tengamos cierto margen de maniobra. 

Entonces, está en nuestras manos aprovechar ese tiempo de respuesta para tomar aire y enfriarlo todo, pensar con más claridad para actuar mejor. 

Y es que estamos perdiendo la capacidad para darnos cuenta de que las cosas realmente importantes se deben cocinar a fuego lento, que hay que esperar un tiempo para ver los resultados. Como cuando en la Edad Media construían las catedrales.

Una vez le preguntaron al poeta alemán Heinrich Heine por qué los hombres ya no construyen catedrales. Respondió: “La gente de aquellos tiempos tenía convicciones; Nosotros los modernos sólo tenemos opiniones. Y se necesita algo más que una simple opinión para erigir una catedral gótica”. La catedral de Colonia tardó 632 años en completarse, ¿hubiéramos sido capaces nosotros ahora de esperar tanto tiempo? Ya os lo digo yo, NO.

Y en el sector público, por mucho que creamos que el tiempo se mide de otra forma, no somos inmunes a esa creencia actual de que todo debe hacerse deprisa para ver los resultados de forma inmediata. Ojo con eso, porque en nuestro caso - más quizá que en muchos otros sectores - los verdaderos proyectos necesitan varios años para "cristalizar".

La Dirección Pública Profesional, por ejemplo, necesita una completa regulación, ajustada al marco constitucional y con un perfecto desarrollo reglamentario; buenas dosis de negociación sindical, valentía institucional para impulsarla y mucho tiempo para ver que los resultados obtenidos con la profesionalización de la alta dirección es mejor que dejar al albur de los acontecimientos la provisión de las plazas más estratégicas de la Administración. 

La Administración electrónica, que lleva ya entre nosotros más de veinte años, no consigue afianzarse porque falta una estrategia nacional que despliegue en todo el territorio las herramientas comunes que necesitan todos los niveles de gobierno, más allá de las Comunidades Autónomas, más allá del mundo local; un modelo único, sostenible e integral que no deje fuera a nadie, que sea capaz de impulsar la digitalización de los servicios púbicos de forma proactiva a través del uso inteligente de los datos. Y eso no se ve aún y tardará mucho en llegar. 

El Gobierno Abierto, donde las Instituciones públicas no se obsesionen solo por abrir Portales o diseñar Presupuestos participativos, sino que realmente abran su gestión a la ciudadanía para que ésta, legítimamente empedrada, conozca de primera mano la dificultad de prestar servicios públicos de calidad y eficientemente. Recuperar le legitimidad perdida no es tarea de unos meses y requiere un esfuerzo y mimo importantes. Es cuestión de años y años. 

La innovación pública transversal debe formar parte de las Instituciones inoculándose en lo más profundo de su cultura organizativa, sino simplemente estaremos hablando de mejoras, de calidad o de modernizar las Administraciones públicas, pero nunca de generar ideas nuevas que pueden ser realmente implementadas y que aportan algún valor. La verdadera innovación no quiere prisas, sino la pausa suficiente para poder transformar desde dentro los modelos, las estructuras y los sistemas. 

La gestión del conocimiento es, probablemente, el proyecto más transcendental en lo público que menos atención recibe desde nuestras organizaciones, por su poco brillo aparente, por sus escasos resultados en el corto plazo, por el elevado coste de desarrollar. Pero no hay nada más importante en una organización que saber valorar, proteger e impulsar el talento de las personas que la componen. Y esto, me vais a permitir, como el resto de grandes proyectos que os he comentado, es un trabajo de largo recorrido, un proyecto que requiere de permanente catedral y no de visión chiringuito. 

Debemos ser conscientes de que el tiempo pasa, pero los verdaderos propósitos de lo público no cambian con los años. O somos capaces de gestionar el tiempo con la certeza de que lo importante debe avanzar con determinación, o moriremos de éxito sin haber llegado siquiera a la otra orilla.  

Un saludo y nos vamos leyendo. 


1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Pero el factor tiempo sigue siendo una variable fundamental a la hora de canalizar fondos y financiación que hagan posible la puesta en marcha de esos proyectos transformadores.

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