25 de septiembre de 2013

El fracaso de la legislación motorizada en materia de contratos públicos.

Seguro que todos os habréis preguntado más de una vez el porqué de tantos cambios normativos en la legislación reguladora de contratos públicos; que si nuevas Directivas, que si reforma puntual de la Ley de Contratos, que si ahora texto refundido...y todo junto para qué? Pues bien, la respuesta nos la da el profesor D. Juan Alfonso Santamaría Pastor en una ponencia publicada con motivo de su participación en una Jornada sobre contratación pública organizada por el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid el 25 de abril de este año. En dicha ponencia, titulada por cierto "La constante e interminable reforma de la normativa sobre contratación pública", el profesor nos apunta los motivos por los que a su juicio esta legislación motorizada a la que se refiría Carl Schmitt en la década de los 50s ha fracasado estrepitosamente por lo que a la consecución de sus objetivos se refiere. 



No quiero parecer pesado, pero recomiendo encarecidamente su lectura íntegra, de ahí que no me detenga ahora en un análisis detallado de la misma. Solo me gustaría reproducir la conclusión de la ponencia mencionada. Sobran las palabras. 

"La evolución acelerada de la normativa de contratos públicos ha seguido una senda de continuo incremento en extensión y complejidad, generando unos cuerpos legales enormes, confusos e inextricables en el que muy pocos saben orientarse. Ello ha llevado a consecuencias disfuncionales sumamente graves: la creación de un ambiente de inseguridad jurídica, la eliminación virtual de la jurisprudencia como fuente de interpretación y de cobertura de lagunas y, sobre todo, la aparición de niveles crecientes de incumplimiento y desconocimiento de la normativa, con el riesgo asociado, para los gestores públicos, de ser imputados por supuestos delitos de prevaricación. Y, en contrapartida, esta legislación no ha logrado un grado de consecución mínima de los objetivos que supuestamente ha perseguido: no ha conseguido crear un auténtico mercado único de compras públicas; no ha disminuido un ápice el nivel de corrupción; no ha logrado más que muy parcialmente la unificación de regímenes jurídicos; y, desde luego, no ha agilizado los procedimientos de contratación, sino todo lo contrario. 

En definitiva, la historia de la legislación de contratos es la crónica de un completo fracaso, sobre el que ya es hora de llamar la atención. Hemos creado, para alojar el mercado de compras públicas, un hogar enorme e inhóspito, incómodo, constrictivo y complicado de entender y gestionar, rasgos que explican, aunque no justifiquen, los intentos de salirse del mismo; y, para mayor pesimismo, un hogar que se ha terminado convirtiendo en una suerte de establecimiento penitenciario, donde son severamente abortados todos los intentos de fuga, y que no tiene perspectiva alguna de desaparecer, porque ello requeriría que las instituciones comunitarias reconociesen su fracaso en una política en la que han puesto tanto empeño".


Gracias profesor por hablar tan claro.

6 comentarios:

  1. Hola Borja, buenos días. Me lo llevo, porque me viene al pelo. Seguimos en contacto.

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  2. Buenos días:
    Sencillo y rotundo. Está bien que lo diga alguien como el gran profesor Santamaría; así quienes repetimos cosas parecidas desde hace tiempo no parecemos locos o catastrofistas.
    Un abrazo, Borja.
    José Miguel Carbonero

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    1. Cierto José Miguel, hace falta que lo digan más voces pero la realidad sigue siendo la misma: unos cuerpos legales enormes, confusos e inextricables.

      Un abrazo muy fuerte.

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  3. Totalmente de acuerdo, pero... ¿no te parece que eso mismo está pasando con todo tipo de legislación?¿Qué ocurre con la tarifa eléctrica?¿Y con la "defensa" de los consumidores de servicios varios...? Lo de "defensa" lo entrecomillo por que me parece de risa.
    Tengo la impresión que el legislador busca precisamente eso, crear la inseguridad jurídica que le permita hacer prácticamente lo que quiera. Luego, con tener un poder judicial nombrado por él mismo... ¡todos salvados!

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    1. Buen análisis Alberto, visto así estamos más que perdidos, pero nno te falta razón, estoy contigo, hace falta más rigor y más técnica legislativa.

      Un abrazo amigo.

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